El pasado 4 de julio se esperaba que fuera un día de completa alegría por la final de la Copa América donde todos se preparaban expectantes para la final histórica Chile-Argentina. Sin embargo, una dura noticia conmocionó a todos los chilenos y al deporte: el piloto nacional Carlo de Gavardo falleció a sus 45 años tras sufrir un infarto mientras entrenaba.
Luego del fatal incidente fue trasladado al Hospital de Buin en condición de extrema gravedad, donde no se le pudo reanimar y minutos después se confirmó su fallecimiento ocurrido a las 13:49 de este pasado sábado. Según confirmó el director del Hospital de Buin, Sergio Aguilera, De Gavardo estaba andando en bicicleta con unos de sus hijos cuando sufrió un desmayo, llegando al recinto prácticamente fallecido. Ayer se le dedicó un minuto de silencio en el Estadio Nacional antes del comienzo de la final de la Copa América, momento muy emotivo del partido, a lo que se le sumó el mensaje de condolencias de la presidenta Bachelet.
Hoy en una emotiva mañana, sus compañeros de tuerca llegaron en masa en sus motos para acompañar a la familia del piloto en el trayecto desde el servicio médico legal hasta el lugar del velatorio. Además anunciaron que mañana 6 de julio se realizará una caravana en su honor, liderada por su amigo y compañero Francisco “Chaleco” Lopèz, a partir de las 11:15 horas que comenzará en el Centro de Entrenamiento Olímpico. El funeral será a las 13:00 horas en el Cementerio Parque del Recuerdo de Recoleta.
Carlo de Gavardo fue uno de los pilotos más reconocidos e importantes en la historia del automovilismo nacional. Participó en múltiples oportunidades en el Rally Dakar. En la versión del 2001 el piloto logró el tercer lugar, siendo el primer piloto nacional en conseguir podio en un Dakar. En el comienzo de su carrera se desempeñó en motos siendo multicampeón a nivel nacional y protagonista a nivel internacional de importantes competencias, mientras que en la etapa más reciente de su carrera también se destacó en autos, tal como lo hizo en el Dakar 2012.
¡Vuela alto Carlo!